Garrick
David Garrick (S. XVII) fue uno de los más grandes actores de la comedia inglesa. Y se le considera un precursor de la “risoterapia”, ya que los médicos de su tiempo solían recomendar a sus pacientes aquejados de melancolía o “spleen” que fueran a ver sus espectáculos. Un poeta mexicano (Juan de Dios Peza) escribió el célebre poema Reír llorando en su honor. Es la historia de un galeno que aconsejaba diversiones a un paciente deprimido, entre ellas viajar. El enfermo le contestaba: “¡Tanto he viajado!”. Finalmente, el médico, que le recomienda ir a ver a Garrick, se enteraba que estaba en presencia del famoso humorista.
Yo llamo El síndrome de Garrick al hastío y la tristeza ante la perspectiva de viajar, porque lo sufro en mis carnes hace tiempo. De joven atravesé muchas veces el océano entre continentes buscando no sé qué, tal vez al mundo que ya estaba dentro de mis ojos. Ahora, si me proponen subir a un barco, a un tren o a un avión siento angustia y náuseas. Porque el mundo ya no existe, “no es real”, como afirma mi querido filósofo francés (Baudrillard). Se está haciendo virtual. Urbes míticas como París o Nueva York son simulacros hiperreales. O parques temáticos atestados de turismo y comercios , hostelería, etc. Dedicados a alimentar la ilusión de una realidad que ya no existe. Ocio proletarizado. Migajas del sistema para mitigar la soledad colectiva y la alienación del trabajo.
Hace cinco décadas conocí una Roma por la que se podía andar tranquilo, conversar con la gente en la calle, beber un modesto pero delicioso vino con un plato reconfortante en una tasca. Cuando he vuelto, hace unos años, solo había bandadas de turistas tras un guía vociferante con una banderita y pizzerías peores que las nuestras, regentadas por asiáticos.
Eso sí, sale más barato viajar fuera del país que alquilar cualquier vivienda frente al mar. Mejor hacer como en la canción de Mecano, encender el ventilador e ir hasta Hawái o Bombay con la imaginación.
Jarrones rotos
Felipe y Aznar, en bañador y camisa hawaiana, charlan en una playa mientras esperan la consumición del chiringuito. Es una animación de IA, bastante graciosa, en el Intermedio de Wyoming. No es real, pero resulta verosímil. El viejo líder ha jurado que no votará a su partido. ¿Cuándo, si no hay elecciones a la vista? Pero da igual, sabemos que ni él es ya socialista y que el PSOE tampoco lo es. Tal vez español, solamente. Sería mejor que se disuelva de una vez y que la izquierda sobreviviente a su errática gestión (por decirlo de manera elegante) se reagrupe en un gran frente antifascista, que no ganaría las próximas elecciones pero podría en un futuro liderar una verdadera revolución que acabe con la monarquía, instaure la república y la estructure como federal.
Ante la debacle del PSOE algunos artistas se pronuncian y se declaran indignados por la corrupción (Ana Belén y consorte cantautor). Invito a los lectores a que consulten la hemeroteca y agreguen a sus nombres el de la isla de Menorca. Aparecerán otros nombres ilustres, viejas glorias de la izquierda socialdemócrata del pasado, que gozaron allí de favores muy especiales en tiempos de Felipe González.
Una última cuestión sobre el panorama político actual. VOX, a través de Buxadé, niega la mayor sobre sus tejemanejes financieros. El portavoz y eurodiputado le entregó un lote a de objetos promocionales (bolis, pegatinas) a Sentidiño Fortes, diciendo que eso es lo único que hay. También que están de acuerdo con Trump en gastar lo que sea en armamento porque “hay que reforzar la frontera Sur”. Qué miedo le tienen a Marruecos. La monarquía alauita no necesita armas ni soldados, eso sí, tiene gente de sobra como se demostró en la Marcha Verde. Pero el destropopulismo, como lo llama Santiago Alba Rico, necesita enemigos. Que son los otros, los más débiles, los diferentes a su manera de ser y de pensar. Para ellos quieren exclusión, mientras las leyes no les permitan exterminarlos.
Cubanos
Cuando uno ve documentales de viajes sobre Cuba, hechos por europeos, se maravilla al ver que los nativos se desenvuelven alegres y animosos “ante las adversidades” (dicen los documentalistas). Una escena muestra a un grupo de ancianos tocando el son en Santiago, mientras el público (mayormente mujeres también añosas pero con una vitalidad asombrosa) se abanica y baila.
Creo que esa alegría de vivir y esa humildad son sinceras. Puede que tal vez esos músicos veteranos y esas mujeres no pudieran exiliarse a Miami o a Europa, para gozar de las delicias de nuestro acogedor capitalismo, eso sí para los que quieran realizar labores de servidumbre en cuidados, hostelería, limpieza. En fin, no voy a cometer aquí el error de un chico pijo que conocí, que al desembarcar en su yate en Marruecos gritó alborozado. “¡Qué hermoso es el subdesarrollo!”. Pero me hace pensar en los que habiendo recibido formación en esa isla aislada, profesionales que son la excepción a la regla, se afilian a las huestes ultraderechistas ya que no pudieron combatir el castrismo desde dentro. Buen consuelo es alquilar un yate en Ibiza y decir que los únicos que apoyan el socialismo son los que viven de él, mandando al viejo filósofo judío alemán al basurero de la Historia. Ojo, yo tampoco pude combatir al fascismo desde dentro en Chile y tuve que exiliarme. En este país (y en otros) tuve que pasar por el aro de los trabajos penosos y mal pagados, aunque ahora soy un jubilado con una pensión decente, gracias al estado de bienestar.
Unos por otros
El ayuntamiento de San Vicente (Sanvi para nosotros, los vecinos “coreanos”) siempre presume de superávit. Nos fríe a impuestos. Pero no es capaz de limpiar las calles, repintar las señales de tráfico ni de hacer la vida más cómoda a sus mayores. Me inscribí en unas clases que se dan en el Polideportivo (gimnasia senior) y vi a señores y señoras sudando la gota gorda en un pabellón sin climatización, apenas un ventilador y ventanas abiertas, con 30 o más grados.
El anterior gobierno (socialista y socios) estuvo enganchando una prórroga con otra en el tema de las basuras, y el alcalde (PSOE) tuvo que ir a los tribunales. Actualmente hay una empresa que trabaja en precario con otra prórroga. Así está la casa, unos por otros y Sanvi sin barrer. No falla el dinero, falla la gestión, me aseguran mis fuentes bien informadas.
El Parque Lo Torrent, orgullo sanvicentero, evidencia descuido y falta de vigilancia. Mejor no asomarse a los aseos sin mascarilla. Los juegos infantiles invadidos por pandillas de niñatos entre doce y dieciocho años que los convierten en un parque de atracciones para gamberros. Le comenté la situación a un securata, que me dio las gracias y se fue al bar.
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