El filósofo surcoreano,  residente en Alemania, Byung-Chul Han, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación 2025, escribió uno de sus libros menos polémicos, en el sentido crítico o político, cuando en medio de una crisis personal decidió adentrarse en la práctica de la jardinería. En Loa a la Tierra, Byung llega a la conclusión de que el cultivo de las plantas y flores va mucho más allá de una simple técnica sino que es un ejercicio filosófico, a menudo de resonancias poéticas y musicales (cita a Hölderlin y a Moustaki, entre otros). También un reconocimiento agradecido a las bondades de la madre tierra.

Como estas hojas muertas son una colección de textos que yacen , algunos polvorientos y mustios en mi biblioteca personal, me he propuesto resucitarlos aquí. Porque forman parte de mi vida y mis pensamientos, que deseo compartir:

“La tierra no es un ser muerto, inerte y mudo, sino un elocuente ser vivo, un organismo viviente. Incluso la piedra está viva Cézanne, que estaba obsesionado con la montaña Santa Victoria, conocía el secreto y unas peculiares vitalidad y fuerza de las rocas. Ya Laozi enseñaba:

El mundo es como una misteriosa cáscara. No se lo puede comprender. Quien quiera comprenderlo lo perderá.

Al ser una misteriosa cáscara, la tierra es frágil. Hoy nos dedicamos a explotarla brutalmente, a desgastarla y, a base de ello, a destruirla por completo.

De la tierra nos llega el imperativo de cuidarla bien, es decir, de tratarla con esmero. En alemán, schonen, “tratar con cuidado”, está emparentado etimológicamente con das Schöne, “lo bello”. Lo bello nos obliga, es más, nos ordena tratarlo con cuidado. Hay que tratar cuidadosamente lo bello. Es una tarea urgente, una obligación de la humanidad, tratar con cuidado la tierra, pues ella es hermosa, e incluso esplendorosa.

Respetar exige alabar. Las líneas que siguen son himnos, cánticos de alabanza la tierra. Esta loa a la tierra debe sonar como una hermosa Canción de la tierra. Pero en vista de las violentas catástrofes naturales que hoy nos azotan, para algunos esta loa podría leerse como una noticia funesta. Esas catástrofes naturales son la iracunda respuesta de la tierra a la falta de escrúpulos y a la violencia humanas. Hemos perdido por completo la veneración a la tierra. Hemos dejado de verla y de oírla”.   (Prólogo. Loa a la Tierra, Byung-Chul Han ).

Quisiera dedicar este párrafo seleccionado del libro del filósofo surcoreano a mi amigo y antiguo compañero de luchas universitarias, el escritor ítalo americano Victor Cavallo, que pasa su otoño existencial en la bella localidad de Ocala, rodeada de ríos, parques y reservas naturales,  en el condado de Marion, Estados Unidos. Allí escribe sus libros de ciencia ficción y por motivos de salud reposa y medita cultivando su jardín. A veces escucha al genio de la guitarra jazzística, Pat Metheny, tocando Antonia, una pieza que le trae la memoria de una persona del pasado, que fue importante para él. “Me gusta el tratamiento que ha hecho Metheny a la música”-me comenta. “Como Lyle Mays (teclados) ayudó a llevarla a alturas que van más allá de una simple melodía”.

Estaciones

Para la cultura china, las estaciones meteorológicas se correspondían con un complejo sistema de elementos y entre verano y otoño existía una “estación intermedia”. A juzgar por los fenómenos climáticos que tenemos, esto parece lógico. A la estación intermedia le atribuyen el elemento Tierra y la dirección o punto cardinal del Centro y se conoce también como doyo o transición. En él hay aspectos de las cuatro estaciones y con frecuencia se dan climas extremos, tanto húmedos como calurosos. Según esta teoría o sistema el elemento terráqueo nos lleva a buscar una conducta estable y equilibrada, que influye en nuestro comportamiento hacia los demás de una forma moderada y diplomática. Los chinos adeptos a este modo de ver el clima aconsejan estimulantes del sistema inmunitario y estabilizadores, consumir frutos como el mango y la papaya, melocotón, calabaza y piña, cocinar los alimentos al vapor, comer legumbres como el garbanzo y preferir sabores dulces para reactivar el sistema nervioso y darle energía. Son recetas de la estación la crema de zanahorias o calabaza, la sopa naranja de mejillones, arroz al curry amarillo o calabacines rellenos de mijo. Y para mantener el cuerpo en forma, nada mejor que el método Pilates.

Alas de Sidra

Hace muchos años, tantos que ni lo recuerdo, trabé amistad epistolar a través de correos electrónicos con un poeta chileno, Reveko de la Jara. Invidente desde su niñez, ha elaborado desde su rincón austral, Bío Bío, Concepción,  una obra poética original y vitalista. Lamentablemente, nunca fui a saludarle personalmente, un mal viento de  esos de Verlaine me ha impedido retornar a esos lares. Pero encuentro aquí la ocasión de rendirle un tributo con este fragmento de su primera colección de poemas, Alas de Sidra:

“Para aquellos que amanecen en el puerto de mis sueños»

He sufrido heridas

Algunas han cicatrizado en la matriz de un Sueño

y juego con una alcayota perdida en el piso

mientras las barras bravas gritan en el cielo

virulentos de una conformidad que aturde

Janequeo se transforma en la costilla perdida

alguien delira en una carretera perdida

mientras Edith Piaf le canta al eslabón perdido en el éter

pero  si caen tres perlas al suelo de los duelos

tú gritarás amén

Y yo cantaré cuore

Cuore mío rebelde.

(Cuore mío rebelde, 2009)

Like the blues

Leonard Cohen fue un poeta profético, en The Future describió  el mundo que estamos sufriendo y en otras canciones como Almost like the blues su visión es todavía más sombría pero también acertada:

Había gente hambrienta

Asesinatos y violaciones

Las aldeas ardían

e intentaban escapar

No pude ver sus ojos

Estaba mirándome los zapatos

Era ácido, era trágico

Era casi como el blues

Tendré que morir un poco

Tendré que morir mucho

Hay tortura

hay asesinatos

Y esas son mis objeciones

La guerra, los niños perdidos

Era casi como el blues

Así es que congelé mi corazón

para evitar el disgusto

Afortunadamente, hay quienes no apartan la mirada de los crímenes en Gaza y en Ucrania, aunque sean censurados por sus acciones impidiendo que las ruedas sionistas circulen por nuestras carreteras impunemente .