Georges Brassens (1921-1981) cantautor y poeta francés, es conocido en España y en Hispanoamérica por las versiones que de su obra han hecho otros cantautores como Paco Ibáñez, Chicho Sánchez Ferlosio, Loquillo y Nacha Guevara, Claudina y Alberto Gambino , en Argentina, entre otros muchos.

Brassens fue una figura especial en mi infancia. Corrían los años cincuenta del siglo pasado cuando mi padre recibía de amigos viajeros sus temas regrabados en cintas magnéticas,  que él reproducía en su habitación estudio mientras escribía o pintaba, mientras el niño Alejandro (Jano para los familiares) se sentaba en un rincón. Por supuesto, yo no entendía ni una sola palabra de francés y pedía a mis padres que me tradujeran Brave Margot, por ejemplo. A lo que mi madre se negaba, porque según ella eran cosas no aptas para mi edad y entendimiento.

Anarquismo

La infancia de Brassens en un pueblo del Sur de Francia también estuvo rodeada de música, su padre albañil entonaba canciones mientras trabajaba y su madre, de origen italiano, era una melómana empedernida que anotaba las canciones de la radio para compartirlas con sus amistades.

A pesar de que sus padres no eran creyentes, le apuntan a clases de catecismo y música en la iglesia, de las cuales saca algún provecho. Pero no es sino algo más tarde cuando su encuentro con un profesor llamado Alphonse Bonnafé  (amigo de Sartre) lo lleva a conocer la literatura francesa. Georges no deja de cantar y tocar la mandolina, para sus amigos, aunque su conducta no es del todo ejemplar. A los dieciocho años su implicación en un robo lo lleva ante los tribunales.

Tras un tiempo desarrollando trabajos humildes con su padre, la familia decide enviarlo a París en 1940. En casa de una tía suya, que posee un piano, se dedica a componer en el tiempo que le deja su trabajo de obrero. También es un asiduo lector de los clásicos franceses que encuentra en las bibliotecas públicas. Esto le sirve de inspiración para empezar a escribir poemas que él mismo edita, copiados a mano, para sus amigos y conocidos.

Poco más se puede hacer en el París ocupado por los nazis y en 1943 Brassens es enviado a trabajos obligatorios en una factoría de BMW en Berlín. Allí conoce a otros prisioneros como Pierre Onteniente (alias Gibraltar), que tendrá una gran influencia sobre él y en el futuro se ocuparía de las gestiones y relaciones públicas de su carrera. Brassens empieza a animar las veladas de sus compañeros de cautiverio y así nacen las primeras versiones de sus temas fundamentales como Brave Margot y Pauvre Martin. El primero de ellos cuenta la historia de una joven pastora que da de comer a su mascota, un gatito, de sus propios pechos. El asunto se convierte en espectáculo para los pueblerinos que se agolpan para contemplar la escena. Las mujeres del pueblo , furiosas y locas de celos, finalmente dan muerte al felino.

Pauvre Martin (1954) tiene un tono diferente, nada festivo. Relata la historia de un labriego que va a la faena cada día “sin sombra de envidia ni maldad”, sometido a un destino inclemente. Y cuando siente que se aproxima su muerte, cava también su tumba sigilosamente, “para no molestar a nadie”.

El amor hacia las gentes humildes atraviesa toda la obra de este gran poeta autodidacta, que llegó a merecer el más alto galardón que se otorga en Francia, el “Gran premio a la poesía francesa” de la Academia en 1967. También aparte de sus canciones lo expresa en sus primeros escritos como cronista en publicaciones anarquistas . Sus temas hablan de magistrados crueles que por justicia poética son sodomizados por un gorila, de policías que reciben palizas por su brutalidad y de gentes como él que rechazan la autoridad, las marchas militares y las convenciones sociales. A los tenderos y pequeños burgueses les espeta que tendrán hijos melenudos y poetas que vengarán sus groseros apetitos. A los amantes que se besan en los bancos públicos los bendice y denuncia a los que los miran mal. Y todo con un lenguaje que expresado en un acento particular, muy sonoro y sureño, es brillante, culto, pues revela su profundo conocimiento del idioma.

En 1948 entra en su vida su segundo gran amor (el primero fue una mujer treinta años mayor, Jeanne, una modista amiga de su familia)  Joha Heyman, una joven judía. Ella será durante toda su vida algo más que una amante, musa  que le inspira canciones como “Saturne”, “La Pupée”, “J´ai rendez- vous avec vous” y ““La non demande de mariage”. Esta última todo una declaración de amor profundo pero también libertario, pues el matrimonio clásico burgués repugna al gran artista anarquista.

Amiga, no pongamos 

Debajo de la garganta de Cupido su propia flecha

Tantos enamorados lo han intentado

quienes de su felicidad

han pagado este sacrilegio

Tengo el honor de no pedir tu mano

No grabemos nuestros nombres

Al pie de un pergamino

Dejamos el campo libre al pájaro

Seremos prisioneros bajo palabra

Al diablo las matronas cocineras

Que atan los corazones a las cacerolas

A menudo Venus envejece

Le quitamos sus atractivos 

Desvelando los secretos de Melusina

La tinta de los mensajes de amor 

Se desvanece pronto

Entre las páginas de los libros de cocina

Parece inofensivo  poner en un pote

La hermosa manzana prohibida

Pero una vez cocida

pierde su sabor natural 

No preciso una sirvienta

de limpieza y cuidados

Yo te dispenso

Como un novio eterno y amante

Pienso en la dama

de mis pensamientos

Le Testament

Con su salud ya bastante deteriorada, Georges Brassens dio uno de sus últimos conciertos en la legendaria sala Bobino, que en el transcurso de su larga historia ha acogido a los máximos representantes de la chanson. Era a mitad de los años setenta y yo estaba en París, viviendo un poco como el joven Brassens , a salto de mata. Solo pude contemplar el teatro desde la calle, no podía pagarme la entrada.

Pocos años más tarde, el 29 de octubre de 1981, el artista fallecía en su tierra natal, algo que ya dejaba como última disposición en su testamento musical.

La muerte que nunca me perdonó 

por haber sembrado flores en

los agujeros de su nariz

me persigue con un encono imbécil

Así que seguido de cerca por los entierros

Me pareció bien poner al día mi testamento.

(Súplica para ser enterrado en la playa de Sète)

La canción está plagada de referencias muy cultas, al mismo tiempo que populares, hay personajes de Victor Hugo o de Musset y la tumba marina que desea en la playa de Séte es comparada con la de Paul Valery. Brassens era un bardo excelente, mitad trovador medieval, o juglar y al mismo tiempo un testigo fiel e irónico de una época, dorada e irrepetible, en la que convivió con otros grandes personajes del arte y la literatura en el París eterno.