En la Sala 0 del museo se expone desde este mes de septiembre y hasta diciembre de 2025 un manto y vestido de la Virgen de Monserrate donado por la infanta María Francisca de Asís de Braganza y Borbón (1800 – 1834), esposa de Carlos María Isidro, ambos personajes históricos muy vinculados a la historia de la ciudad de Orihuela. La pieza documentada por la historiadora Gemma Ruiz, se expone junto a una imagen de la Virgen de Monserrate realizada por el escultor José Sánchez Lozano y otro manto, en este caso de rogativa, que se pretende restaurar próximamente.
La citada exposición temporal se presentará el próximo viernes, 12 de septiembre de 2025, a las 11 horas en el museo. En el acto intervendrán: El Rvdo. José Antonio Martínez García, director del Museo Diocesano, el presidente de la Cofradía de Nuestra Señora de Monserrate, don Antonio Manuel García – Molina, la comisaria de la exposición, Gemma Ruiz Ángel y la concejal de Cultura Anabel García.
EL MANTO DE NUESTRA SEÑORA DE MONSERRATE. EL LEGADO DE LA INFANTA MARÍA FRANCISCA DE ASIS DE BRAGANZA Y BORBÓN
Dra. Gemma Ruiz y Dr. Mariano Cecilia Espinosa
La devoción de la Virgen de Monserrate, en Orihuela, llega tras la reconquista y a partir de 1304 con la incorporación de la ciudad a la corona de Aragón, es en ese momento cuando la Virgen María, tomada como defensora del mundo cristiano se representa, en Orihuela, con un monte serrado, Monserrat, aludiendo a la leyenda que otorga identidad a su existencia en estas tierras, y que le aporta el nombre de Monserrate tras su castellanización, generalizándose a partir del siglo XVIII.
La veneración de la imagen se encuentra adscrita a la parroquia de Santiago de Orihuela, fundándose en 1482 la Cofradía de Nuestra Señora de Monserrate y siendo aprobada su bula el 12 de octubre de 1483 por el entonces papa Sixto IV. En 1543 ya se tiene constancia de referencias a la ermita, donde se venera esta advocación, con anterioridad representada en la nave central de la parroquia de Santiago, en una de sus claves de bóveda.
Es a partir del mediados del siglo XVI cuando la devoción adquiere un gran arraigo en la sociedad oriolana, considerada como madre protectora y abogada celestial ante los pecados terrenales. El manto de la Virgen de Monserrate amparaba las necesidades del alma, de una sociedad turbada por las inclemencias meteorológicas, acudiendo a su intercesión ante los miedos acaecidos, ya fueran climáticos o cuestiones personales. Encomendarse a la Virgen de Monserrate proporcionaba apoyo y defensa celestial.
En el siglo XVIII, el aumento de su fervor generó nuevas reformas en el templo que la custodiaba, llegando el siglo XIX y el reinado de Fernando VII, donde Carlos María Isidro y María Francisca de Braganza, jugaron un papel esencial en la fundación del Real Monasterio de la Visitación de las hermanas Salesas de la ciudad de Orihuela. La relación que llegó a mantener la infanta con la ciudad, fue a través de las religiosas de la orden de la Visitación, quienes encomendaban a la virgen de Monserrate a María Francisca, cuando existía algún percance. La infanta quiso agradecer el apoyo divino prestado, con un traje compuesto por un delantal bordado en oro por ella misma, y un manto que completaba el conjunto, que le encargó a uno de los mejores bordadores de la corte.
María Francisca de Asís de Braganza era conocedora de la gran devoción a la imagen de la Virgen de Monserrate en Orihuela, y, por ello, quiso agasajar a la ciudad con un regalo de gran magnitud, para que la sociedad comprendiera que la monarquía estaba muy presente. El manto fue enviado en el mes de marzo y estrenado el 8 de septiembre del año 1830, siendo agradecido por parte del entonces obispo de la diócesis de Orihuela, Félix Herrero Valverde.
María Francisca de Asís de Braganza (1800, Portugal– 1834, Inglaterra) fue una infanta portuguesa y española, nacida en un mundo en transformación. Hija del rey Juan VI de Portugal y de la infanta española Carlota Joaquina, su vida estuvo marcada por guerras, exilios y el turbulento cambio entre el Antiguo Régimen y el nuevo orden liberal. En 1816 se casó con su tío, Carlos María Isidro de Borbón, hermano del rey Fernando VII. Su unión no solo fortaleció lazos entre las casas reales de España y Portugal, sino que la situó en el centro de uno de los conflictos dinásticos más decisivos de la historia española: el carlismo. Fue madre del segundo pretendiente carlista al trono español, después de su padre y hermano del Fernando VII.
María Francisca vivió entre lujos cortesanos y penurias del exilio. A los siete años tuvo que huir con su familia a Brasil ante la invasión napoleónica. Más tarde, regresaría a España siendo testigo de la creciente división entre absolutistas y liberales. Tras la muerte de Fernando VII y el estallido de la Primera Guerra Carlista, acompañó a su esposo en la lucha por la Corona frente a Isabel II. Vivieron en constante huida, perseguidos por epidemias y ejércitos enemigos, hasta encontrar refugio en Inglaterra. Allí murió agotada y enferma, en 1834.
Además de su papel político, María Francisca fue una mujer profundamente religiosa y comprometida con causas sociales. En Orihuela (Alicante) realiza la fundación de un colegio para niñas junto a la creación del Real Monasterio de la Visitación de las hermanas Salesas. Su legado vive relacionado con la historia de España, en la memoria de quienes la admiraron por su fe, su valentía y su fidelidad a unos ideales que marcaron toda una época.
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