Viene el otoño y es tiempo de recogerse al atardecer o pasear por un parque sintiendo bajo los pies el crujido de las hojas muertas. Leer poemas, o escuchar viejas canciones del inmortal cancionero francés, del que tomo prestado este título para una nueva serie, reposada y atravesada por un viento como el del poeta Verlaine (“Les sanglots longs/ Des violons /De l´ automne /Blessent mon coeur/ D´une langueur/ monotone”). Por eso, os ofrezco a partir de esta estación, dorada de senderos y grises en los cielos, esta colección de hojas muertas:
Vuelven las cosas a su sitio,
el abogado indispensable, las manos, el aceite,
las botellas,
todos los indicios de la vida: las camas sobre todo
están llenas de un líquido sangriento,
la gente deposita su confianza en sórdidas orejas,
los asesinos bajan escaleras
pero no es esto sino el viejo galope
el caballo del viejo otoño que tiembla y dura.
El caballo del viejo otoño tiene la barba roja
y la espuma del miedo le cubre las mejillas
y el aire que le sigue tiene forma de océano
y perfume de vaga podredumbre encerrada
(Vuelve el otoño, fragmento. Pablo Neruda)
Oh, je voudrais tant que tu te souviennes
Des jours hereux oú nous étions amis
En ce temps-lá la vie était plus belle
Et le soleil plus brûlant qu´ aujord hui
Les feuilles mortes se ramassent á la pelle
Tu vois, je n´ai pas oublié
Les feuilles mortes se ramassent á la pelle
Les souvenirs et les regrets aussi
(Les feuilles mortes, Jacques Prévert/Joseph Kosma
Esta bella canción, con letra de un gran poeta francés y de un famoso compositor musical húngaro-francés, discípulo de Bartók, ha sido interpretada , entre otros, por el actor y cantante Yves Montand. Es la versión que yo prefiero. Su entonación es perfecta y llena de matices un tema que habla de la tristeza de un amor perdido pero jamás olvidado. Las hojas muertas se recogen, al igual que los recuerdos y arrepentimientos, y el viento del norte las dispersa “hacia la noche del olvido”.
En el verano de 1934 el compositor americano Vernon Duke escribió otra hermosa canción celebrando el otoño, que a través de los años han versionado grandes artistas como Billie Holiday, Bing Crosby, Ella Fitzgerald y otros en versión instrumental :
Autumn in New York,
Why does it seems so inviting?
Autumn in New York
It spells the thrill of first nighting
(Otoño en Nueva York,
¿por qué parece tan atractivo?
Se deletrea la emoción de la primera noche.)
La canción habla de” multitudes brillantes y nubes relucientes” mezcladas en el tráfago de la gran mega urbe. Aunque el otoño en Nueva York “se mezcla con el dolor”. Hay “soñadores con las manos vacías” que sueñan con tierras exóticas. Pero los amantes bendicen la oscuridad en los bancos del Central Park.
Diario otoñal
Me gustan los diarios de escritores y artistas. Salvador Pániker, escritor, editor y filósofo catalán (1927-2017) dejó constancia de sus momentos “marginales” en una colección de dietarios , y en Diario de Otoño, tercera entrega de ellos dice al llegar el otoño de 1997 :
“Contemplo escenas en directo de los funerales de Diana Spencer, ex princesa de Gales. Irreprochables las tomas televisivas, excelente la música (exceptuando la canción hortera de Elton John), la ambientación, todo. Lo de menos aquí era el personaje muerto, esa pobre chica sobrepasada por la vida; lo relevante es esa necesidad de mito y sacralidad que el pueblo muestra. Aplausos de despedida al féretro por parte de la multitud amontonada en las calles, silencio previo en el camino a la abadía de Westminster. Victoria de los símbolos arquetípicos”.
(…)Arquetipos: la princesa Diana, Humphrey Bogart…el pueblo los necesita. Y ello solo se explica desde una perspectiva retro/progresiva. Desde el punto de vista de la secularización, el espectáculo del entierro de lady Di, con millones de británicos llorando no tiene ninguna explicación.
El caso es : ¿por qué el sensato y comedido pueblo inglés se ha volcado en la santificación de esa pobre chica anoréxica, amiga de joyas y vestidos caros, obras de caridad aparte? A mi juicio por una razón harto sencilla : porque esa mujer estaba ungida ya. Ungida por la fama-dicen que era la mujer más fotografiada del planeta-ungida por los medios de comunicación que son los actuales depositarios del poder social de sacralización. Y cuando un ser ungido muere, y muere joven, la santificación es inevitable”.
(6 de septiembre).
A continuación, el escritor aborda el mes de octubre, un mes “con calor de verano”.
Muere Teresa de Calcuta y el Vaticano se apresura a anunciar su beatificación. Un personaje “decimonónico” o “medieval”, dice Pániker, ya que reivindica el cuidado a los pobres . El filósofo, que era un apóstata del catolicismo, sospecha que detrás de la defensa de la ortodoxia cristiana hay a veces una cierta “increencia personal soterrada”. El concepto de “retro progresión” frecuente en sus escritos se refiere a la necesidad de trascender la religiosidad hacia un estado laico o secular, que sin embargo puede o debe conducir hacia lo místico. En su formación y pensamiento Pániker recoge la herencia cultural y religiosa oriental, que le viene de su ancestro indio, por parte de padre. Fue un ferviente defensor de la eutanasia en foros públicos.
Los dietarios son hojas muertas, aunque revivan en quien las lee la emoción y las reflexiones de quien las escribió en vida. Mueren también las hojas del calendario, una tras otra, sigilosa pero inexorablemente. “El otoño se acerca, con muy poco ruido”, escribió el poeta Ángel González.
Manuel Machado, hermano de Antonio, lo expresó con desesperada melancolía:
“La hoja seca, vagamente/ indolente/ roza el suelo/ Nada sé, /nada quiero, /nada espero”. (Alma).
“ Me siento a veces triste/ como una tarde del Otoño viejo / de saudades sin nombre/ de penas melancólicas tan lleno”.
( Melancolía)
Neruda, finalmente, nos da una visión más vigorosa y amable del otoño, al que compara con un modesto leñador que se encarga de sacar las hojas de todos los árboles de la tierra:
“Por eso, otoño,
camarada alfarero,
constructor de planetas,
electricista,
preservador de trigo,
te doy mi mano de hombre
a hombre
y te pido me invites
a salir a caballo,
a trabajar contigo
Siempre quise
ser aprendiz de otoño
ser pariente pequeño
del laborioso
mecánico de altura
galopar por la tierra
repartiendo
oro,
inútil oro.
Pero mañana,
otoño
te ayudaré a que cobren
hojas de oro
los pobres del camino.
(Oda al Otoño)
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