El pasado 14 de enero tuvo lugar la inauguración de la exposición ʻbri(c)ksʼ de Aurelio Ayela, en el Instituto Juan Gil-Albert de Alicante. La muestra se podrá visitar hasta el 26 de febrero.
Las obras del artista alicantino pueblan desde el 14 de enero las salas de la emblemática Casa Bardín, con una arriesgada propuesta que invita a los visitantes a reflexionar acerca de la sociedad de consumo y las nuevas posibilidades del arte. A lo largo de las tres secciones en las que se divide la exposición, los espectadores asistirán a una crítica mordaz de la desidia del ser humano con respecto a su entorno, a través de una propuesta estética que se dispone a romper con los patrones establecidos.
Aurelio Ayela es un artista alicantino nacido en 1970, que estudió Artes Plásticas y Diseño en la EASD de Alcoy, ampliando luego conocimientos en escultura y grabado. Su trayectoria ha estado marcada por el interés en combinar diferentes medios y ámbitos artísticos, tales como pintura, escultura, dibujo, grabado, etc., y su capacidad innovadora le ha llevado a exponer en salas tan emblemáticas como el Museo Guggenheim de Bilbao o la feria ARCO de Madrid.
Esta exposición se compone en su totalidad de obras de arte realizadas a partir de materiales reciclados, entre los que destacan los residuos plásticos y el cartón. A partir de esos componentes, el artista ha elaborado una serie de obras en las que se combinan diferentes técnicas: pintura, escultura, e incluso videoarte. No obstante, a pesar de los distintos formatos y técnicas, estas piezas mantienen una relación muy estrecha entre sí, ya que existe en todas ellas un consolidado trasfondo conceptual.
Natalia Molinos, comisaria de la exposición, señala que “se ha pretendido acercar la exposición al espectador común, por lo que la colocación es muy didáctica. Se encuentra dividida en tres secciones: bricks, cartón y una última sección en la parte alta de la sala.ˮ
La primera parte de la exposición consiste en obras elaboradas a partir de tetrabricks, a los que el artista ha dotado con distintas formas utilizando pliegues y técnicas de inflado. Sobre ellos, utiliza materiales de pintura, tales como acrílicos, con el objetivo de utilizar estos artículos cotidianos como soportes artísticos. El resultado es un conjunto de obras en las que predominan los colores oscuros y apagados, que poseen geometrías desconcertantes y que transmiten una sensación de suciedad y contaminación.

La segunda sección se compone de obras elaboradas a partir de cartón. Sobre este soporte, Aurelio Ayela elabora un conjunto de piezas que demuestran su versatilidad en el manejo de diferentes técnicas artísticas, ya que en ellas encontramos trabajos realizados mediante collage, pintura y escultura. En la mayoría de los casos, se combinan diferentes técnicas en una sola obra.

Entre estas dos primeras secciones podríamos reconocer también otra sección de transición, en la que encontramos piezas en las que se combinan tanto residuos plásticos como cartón, y en las que predominan las formas naturales y los colores más vivos.

En esta sección de transición encontramos la que, posiblemente, sea la obra que más invite a los visitantes a la reflexión: “Homeless serviceˮ. En ella se aprecia una crítica férrea a la sociedad de consumo y al problema de reparto de alimentos que se da en ella. A través del propio título, ya se reconoce ese trasfondo conceptual, que no es sino una ironía cruel que pone al espectador ante el espejo de uno de los mayores problemas humanitarios de nuestro tiempo.
Por último, cuando ascendemos las escaleras del Gil – Albert hacia la parte superior de la sala, podemos encontrar varias piezas que componen la sección final. En este caso el número de obras es más reducido, pero se reconoce en ellas una mayor complejidad, ya que son piezas que sintetizan la esencia de la exposición, y en las cuales se concreta todo el contenido conceptual que se ha visto hasta ese momento.
Al ser una muestra artística que pivota entre la figuración y la abstracción, la propia comisaria de la exposición reconoce que “quizá no sea una muestra para todos los públicos, ya que requiere del espectador un profundo trabajo de reflexión.ˮ No obstante, señala que ese componente conceptual también es el que dota de un encanto especial a las propuestas de Aurelio Ayela.“En un mundo que busca lo superficial y la inmediatez, es necesario el papel de los artistas, que siempre nos invitan a pensar y a reflexionarˮ, ha afirmado la comisaria.
La creación de esta exposición es el resultado de un largo proceso de experimentación artística, que ha desarrollado Ayela de forma paralela a otras creaciones a lo largo de cuatro años. El propio artista ha desvelado cuál ha sido su sistema de trabajo a lo largo de este tiempo: “yo podía recoger unas veinte tapas de cartón, las pintaba y las dejaba dando vueltas varios días por el taller. Luego, encontraba una que me parecía interesante y empezaba a trabajar sobre ella.ˮ
“El resultado de estos cuatro años de trabajo podrá disfrutarse por primera vez en conjunto,ˮ ha señalado Natalia Molinos. También ha concluido que el resto del trabajo por hacer queda ahora en manos de los futuros espectadores, a quienes asegura que “esta exposición se te queda grabada, y te invita a reflexionar sobre ella una y otra vez tras haberla visitado.ˮ
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