Voto rigurosamente vigilado
Alarmado por una noticia en Chile, que anuncia posibles multas a los nacionales del exterior que no voten en las próximas elecciones de noviembre, envío una comunicación al consulado general de Barcelona para saber cómo me afecta esa medida. En Chile, el voto ha sido voluntario y después obligatorio en varias ocasiones, dependiendo del criterio de los gobernantes. Durante la dictadura , en enero de 1978 se obligó a acudir a las urnas manu militari para una curiosa “consulta” cuyo texto era : “frente a la agresión internacional desatada en contra del Gobierno de nuestra Patria , respaldo al Presidente Pinochet en su defensa de la dignidad de Chile, y reafirmo la legitimidad del Gobierno de la República para encabezar soberanamente el proceso de institucionalización del país”. Los electores debían acudir con su cédula de identidad, ya que los registros electorales habían sido eliminados. En las mesas se cortaba una esquina del documento para acreditar la asistencia. En la opción “Sí” había una bandera nacional, en la negativa, un espacio en negro. Se debía usar un lápiz de grafito, la papeleta era transparente , no había cámaras secretas, los votos nulos y en blanco se agregaban a la opción a favor del gobierno, los noes se convertían en nulos, entre otras irregularidades. Una elección con cartas marcadas, literalmente, ya que al estamparse las huellas digitales tras pasar por un tampón entintado, muchos temían ser identificados.
Entre los partidarios del voto obligatorio hay juristas de izquierdas y de derechas, que opinan que el voto es un deber ineludible. Uno de los argumentos decisivos fue la escasa participación en las elecciones habidas en democracia, atribuida por la izquierda al desinterés de las masas de ciudadanos pobres, desinformados o desilusionados.
Finalmente, el consulado me ha informado que no debo preocuparme ya que al estar a más de 300 kilómetros del lugar de votación estoy eximido. Les he explicado que nunca he votado allí (salvo la vez que votamos a punta de bayoneta y marqué el No) , porque mis intereses están en España, donde resido desde hace 47 años y soy nacional desde 1984, aunque sin haber renunciado a la nacionalidad de origen. No creo que votar sea obligatorio, respeto a los abstencionistas de toda laya. Pero si hay que votar, aunque sea con una pinza en la nariz, lo haré siempre que pueda.
Brecht escribió un poema sobre los “idiotas”, cuya etimología viene del griego para denominar a quienes solo se interesan por sus asuntos privados desdeñando su participación en los públicos, o sea, la política:
El peor analfabeto
es el analfabeto político
Él no oye, no habla
ni participa en los acontecimientos políticos
El precio de los frijoles, el pescado,
de la harina, del alquiler, del calzado
y las medicinas
dependen de las decisiones políticas”.
Mentiras y WhatsApp
Los WhatsApp los carga el diablo, los currículos también. Todo el mundo miente, ya sea por omisión o por conveniencia. La vida social impone la mentira como reflejo de defensa. Decir la verdad, lo aprendemos muy precozmente, es un gran riesgo. Más tarde, lo perfeccionamos, en la vida social. Lo observo en inocentes, como mi nieta. Cuando era más pequeña se chivaba si yo le daba alguna golosina “insana” contra la voluntad de su madre (aunque se la comía con gusto). A sus cinco años cumplidos y a punto de iniciar la primaria, ya sabe mentir. Lo habrá aprendido en la convivencia de la escuela infantil, quien sabe.
Dice Carlos Castilla del Pino que Adán fue el primer mentiroso, porque desobedeció a Dios. También apunta el psiquiatra que somos diferentes según con quién estemos, pero hay que ser siempre veraz.
Los peores mentirosos son los que se creen sus propias mentiras. La mentira absoluta es la impostura: representar lo que no se tiene.
La mentira no es un “error” involuntario. Todo mal proviene de este defecto, o pecado (para los creyentes).
Fisiognómica
Tengo en gran aprecio el álbum de Battiato , Fisiognomica. Entre grandes temas de ese disco hay uno que habla de las características físicas que denotan un comportamiento, una psicología determinada por la biología y la herencia :
“Leo dentro de tus ojos
Cuantas veces has vivido
En el trazo de tu boca
Si eres dispuesto al odio o a la indulgencia
En el rasgo de tu nariz
Si eres orgulloso, fiero o bien vil
Los dramas de tu corazón los leo en las manos en tus falanges derroche o tacañería”.
Ciertamente, Cesare Lombroso creador de la criminología y que se apoyaba en esas teorías, que han sido cuestionadas por la ciencia moderna, es una figura discutida y discutible puesto que en la delincuencia aparecen otros factores de naturaleza social. No obstante, hay quienes señalan ciertas características físicas (fealdad, o belleza) como responsables de ciertas actuaciones reprobables. Hay en estos días revuelo por un ex ministro que recuerda al malvado de los Simpson. Y dicen que la maldad se lee en el rostro.
Hay , desde luego, bellos y bellas “sin alma”, como en la canción, también de un italiano. El actor Alain Delon , uno de los hombres más bellos de la historia del cine, encarnó ese tipo malvado con rostro angélico en muchas ocasiones, como cuando encarnó al personaje de Highsmith, Ripley.
Oscar Wilde, que creó esa metáfora del pecado y la belleza en El Retrato de Dorian Gray, decía que la belleza física era una forma del genio. La suya era inexistente, pero su talento era notorio. Tal vez para compensar ese desequilibrio se enamoró perdidamente de un hermoso joven, que lo llevó hasta el infierno de la vindicta publica, la cárcel y el exilio.
Los feos delinquen, los bellos también.
El hombre, ese embutido de demonio y ángel, que decía el poeta chileno Nicanor Parra (premio Cervantes en 2011).
Paciente
La sanidad pública es uno de los servicios de los que adolece San Vicente del Raspeig. Llevo días intentando hacer una cita con mi médico de cabecera mediante la aplicación. No recibo atención telefónica, como he solicitado y confirmado. Llamo para saber la razón, tal vez mi médico está de vacaciones o de baja. Me contesta un robot, en valenciano, que me invita a llamar más tarde o me cortan abruptamente. Sigo esperando.
Tengo un seguro médico privado, concedido por la empresa donde trabajé 25 años, que ahora me obligan a pagar religiosamente. Me han cambiado ellos varias veces de compañía, así que las conozco todas. No podría decir cuál es mejor o peor, todas están saturadas debido a que el desmantelamiento de la sanidad pública impulsa a los usuarios a contratarlos. Mientras peor esté la sanidad pública, mejor parecerá la privada pese a sus vicios.
En Lanzarote, la situación de la pública era todavía más crítica, los pacientes oncológicos debían desplazarse a otras islas para recibir atención. Solo conseguían una mejor los que podían pagarse una terapia en centros privados peninsulares.
Me remito a la RAE :
“De latín patiens, -entis, participio de presente activo de pati, padecer, sufrir, tolerar, aguantar”.
Y yo agrego: “¿Quousque tándem?»
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